Debemos demostrar que nosotros podemos hacer las cosas bien.

Cuando nos dan una sugerencia, debemos pensar antes si nos sirve.

No debemos olvidar los consejos que nos dan, porque nos podemos hacer daño si no los tenemos en cuenta.

Lee la siguiente fábula y elige la moraleja más indicada para la lectura.

 

 

 

ACTIVIDAD 15 ESPAÑOL GRADO 8


La tortuga voladora

Era verano. La charca donde vivían ranas, patos y una tortuga estaba casi seca. Por eso, estos animales pensaron huir a otro lugar donde hubiera agua. Y todos hacían sus planes. La pobre tortuga estaba muy triste. Las ranas saltaban y podían marcharse. Los patos volarían y pronto buscarían otra charca; y ella… ¿dónde podría ir? Pero los patos eran amigos de la tortuga y no querían dejarla sola. Y cuentan que el pato más viejo llamó a toda la bandada y les dijo: - No lo veo muy difícil - dijo el pato viejo -. Nosotros podemos volar y ella no. Y si vamos andando a su paso, tardaremos un año en llegar. Además vendrán los cazadores y, ¿qué nos pasará? - A mí se me ocurre una idea - dijo un pato con cara de listo-. Podemos buscar un palo largo. Dos de los patos más fuertes tomarán el palo por cada punta en sus picos. La tortuga podrá agarrarse con la boca en el centro y, así, colgando, podrá llegar al mismo tiempo que nosotros. - ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Buena idea! - dijeron todos los patos. La tortuga oyó lo que decían los patos y se puso muy contenta. - ¡Atención! - dijo el pato listo -. Pero que no se le ocurra a la tortuga hablar en el camino. - No abriré la boca- dijo la tortuga. Pocos días después, la bandada de patos emprendió el vuelo. Atravesaron bosques y montañas. La tortuga volaba también, sostenida por los patos más grandes y forzudos. Nunca había ido tan deprisa. Para ella, era una velocidad supersónica. Iba contentísima. Al pasar por un pueblo, la vieron los chicos y dijeron: - ¡Miren! ¡Miren! ¡Una tortuga que vuela! - ¡A ustedes qué les importa, tontos! -contestó la tortuga, desde lo alto. Pero al abrir la boca para insultar a los chicos, se soltó del paso y cayó en el vacío. ¡Menudo coscorrón! Pobre tortuga ¡Se había olvidado de que no podía hablar en todo el camino!

 

Esopo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. El texto es: